En dos décadas que funciona
aquí el tren de alta velocidad, nunca había habido ningún accidente, de ningún
tipo, sólo que se haya parado el tren en plena vía si se iba la electricidad.
Pero un accidente como el del otro día ha sido terrible. Curiosamente yo
pensaba alguna vez si me podría pasar a mi, viendo la gran velocidad del tren,
que es fácil que pase como el otro día, algo que no pasa si se va a menos
velocidad, como en los trenes de Cercanías, más lentos. Pero hay cosas que se
han visto alrededor del accidente que dan vergüenza ajena. Podría empezar con
el maquinista vanidoso que presumía en su página de Facebook de conducir a más
velocidad de la permitida y no ser nunca sorprendido por sus jefes.
Pero hay algo que no cuadra,
como que fallaran los sistemas de seguridad justo en ese momento, y nadie se ha
parado a pensar en ello, directamente a lanzarse a la yugular del maquinista,
que a veces parece el “chivo expiatorio” para calmar a las gentes desesperadas
por haber perdido a familiares. Lo peor fue la actitud de los medios de
comunicación aquella terrible noche, más preocupados por emitir sus programas
que les dan mucha audiencia, y otros que parecía que querían retrasar la
cobertura de la noticia por que les podía perjudicar políticamente.
En esto último, parece que les
ha salido bien la jugada, pues podían ir al lugar del accidente o a los
hospitales a visitar heridos, hacerse las fotos con ellos y quedar como unos
santos. En momentos terribles como éste, si vamos con los nervios a flor de
piel, no miramos todo con la frialdad que hace falta, a mi también me pasaría,
y más si por culpa del accidente perdiera a alguien querido, como una novia. Y
también me podría preguntar si los recortes presupuestarios que ha habido han
podido perjudicar el buen estado de los trenes, los de alta velocidad necesitan
un mantenimiento minucioso. No se ha hablado de ello, ahora parece que lo único
indispensable es criminalizar al maquinista y poco más. Que las familias de los
muertos y heridos puedan superar esto, no quiero hacer el típico deseo que se
hace en estas tragedias, que luego sólo sirve para los primeros días y luego,
si te he visto, no me acuerdo. Ánimo necesitarán, pero de verdad.
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