Hace varias semanas, se dio la voz de alarma. Pero nos
tuvimos que enterar a través de los reportajes de Gonzo en “El intermedio”: si
antes del 1 de Enero no se consigue más dinero, el laboratorio de Ponferrada
(León) que lleva una ONG y voluntarios para encontrar e identificar los restos
de desaparecidos de la Guerra Civil y el franquismo represaliados, fusilados y
enterrados en fosas comunes, tendrá que cerrar y cientos de cuerpos que aún no
han sido identificados se quedarán sin identificar, como materia inerte. Y las
familias que reclaman encontrar los restos de sus parientes para darles un
entierro digno que Franco y sus partidarios les negaron y les siguen negando,
tendrán que quedarse más años sin conseguir lo que esperan desde hace décadas.
En países como Alemania o Francia se encontraron a los
represaliados, los políticos restablecieron la dignidad de ellos y de sus
familias, incluso se organizan excursiones de escolares a algunos lugares donde
se cometieron hechos terribles para que aprendan a que ello no vuelva a
ocurrir. Eso no ocurre todavía en lugares donde el PP gobierna. No lo digo por
revanchismo, simplemente es que la derecha moderada europea (no la extrema
derecha, que aún sigue sin reconocer todo lo narrado anteriormente y lo
considera calumnias) ha aceptado lo que ocurrieron aquellos años de la II
Guerra Mundial en la Alemania nazi, la Italia fascista y la Francia de Vichy,
jamás lo ha justificado y siempre pide perdón a las víctimas y a sus
familiares, directos o lejanos.
El otro día se vio por TVE-2 la película francesa “La
llave de Sarah”, donde habla de algo que la sociedad francesa conocía pero no
se atrevía a decir en voz alta, por vergüenza ajena, lógico: que los judíos
franceses fueron confinados en campos de concentración, entre ellos el ya
desaparecido Vélodrome de Paris, por sus propios compatriotas no judíos, no
sólo por los alemanes. Por lo que les pasó, Jacques Chirac pronunció un
histórico discurso en 1995 en nombre del país entero, pidiendo perdón por
aquellas atrocidades. También hace poco vi en el Ateneo madrileño un documental
sobre un pueblo del Norte de Francia, abandonado desde el final de la II Guerra
Mundial, que fue testigo mudo de la represión nazi contra sus habitantes,
incluidos muchos exiliados españoles. Hoy es un ejemplo de aquello que no se
debe olvidar, ya que muchas escuelas locales hacen excursiones por allí para
sus alumnos y que sepan lo que ocurrió, en un desolado paisaje de automóviles
de la época en ruinas, una línea de tranvía en desuso y otros detalles que sólo
sugieren muerte, desolación y tristeza, sufrida por miles de inocentes.
Desde el final de esa guerra, hemos visto cientos de
películas, series y documentales que explicaban con detalle las atrocidades de
nazis y fascistas contra sus conciudadanos que pensaban diferente o eran de
razas y religiones diferentes. No recuerdo que se haya rodado ninguna en donde
Hitler, Mussolini o Pétain fueran unos santos incomprendidos y los judíos que
acabaron en los campos de exterminio sean los “malos”. E incluyo películas de
esos tres países.
En la España franquista, curiosamente se permitía que
esas películas se estrenaran, para dar la imagen de país tolerante, pero el
Caudillo se negó a formalizar relaciones diplomáticas con Israel, cosa que sí
hacía el resto de Europa, y tuvo que ser Felipe González quien arreglara esa
anomalía y por fin las estableciera en 1986, además de pedir perdón a los
descendientes de los judíos españoles expulsados del país por los Reyes
Católicos y la Inquisición. Algo que en otros países se ha hecho con
normalidad, salvo ciertos detalles ocurridos en países ahora independientes y
antes colonias europeas, que ya contaremos en otra ocasión.
Lo que pasa es que si en aquellos tres países, a pesar de
que hay una parte de su población que aun simpatiza con los dictadores que
tuvieron y les veneran, han aceptado que las víctimas y sus familiares sean
compensadas, incluso que sean presentados como mártires, en España sigue siendo
casi imposible, sólo el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero mostró
auténtico interés y coraje para poner las cosas en su sitio. Y la derecha y sus
medios de comunicación siguen con eso de que todo esto sólo sirve para reabrir
heridas. Por favor, si incluso la fascista Marine Le Pen trata de pedir perdón
a los represaliados franceses por la ocupación alemana, aunque seguramente sólo
sea un truco de márketing para ganar votos incluso del mismísimo Israel. Luego la
derecha española se queja de lo que se dice desde la ONU.
La Guerra Civil fue una tragedia en la que todos tuvieron
la culpa, no sólo un bando y el otro merecía el Premio Nobel de la Paz. España
aún no estaba preparada para los avances sociales y tecnológicos que sí había
tenido el resto de Europa, por ello hubo aquellas peleas fratricidas. Y ahora,
el país ha tenido que modernizarse en tres décadas lo que no había hecho en
cinco siglos.
Laboratorios como ese son necesarios. Y tendrían que
dirigirlos los poderes públicos, incluido el Gobierno Rajoy, pero no se ha
atrevido a hacer lo que políticos tan adorados por ellos como Margaret
Thatcher, Ronald Reagan o George W. Bush sí se habrían atrevido a apoyar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario