Dos episodios
recientes muestran poco a poco que el fascismo está más implantado que lo que
creíamos en España. No gana elecciones y si consigue al menos representación
política será como concejales en determinados Ayuntamientos. Y si no, tampoco
les hace falta, ahí triunfa aquello que en la Política se llama “voto útil”, es
decir, votar a otro partido similar al tuyo que tiene más gancho entre la gente
para que el partido de ideología contraria a la tuya no gane. Obvio es decir
cuál es el partido que los fascistas españoles votan para que su voto no se
pierda.
Pero esta semana
hemos visto horrorizados cómo varios neonazis valencianos que estaban siendo
juzgados por la Operación Panzer, entre ellos el asesino hace veinte años del
antifascista valenciano Guillem Agulló, han sido absueltos. Para horror de los
padres de Agulló, que como el “Padre Coraje” de Jerez de la Frontera, luchó
para que se hiciera justicia con los asesinos de su hijo, sin caer en las
mezquindades de los mismos asesinos. Y para horror de la gente que creemos en
la Democracia, no en la España que estos nostálgicos añoran recuperar, como si
algo de hace casi medio siglo sirviera para ahora, en la Europa moderna y
democrática.
El programa de
reportajes de la televisión pública catalana TV3 “Sense ficció” emitió hace
poco un excelente reportaje sobre cómo la ultraderecha está triunfando poco a
poco en varios países europeos importantes, y la metodología empleada en cada
país, según el ambiente, las circunstancias y las costumbres. Empezó con
Plataforma per Catalunya, esa formación ultraderechista que ha conseguido
muchos concejales en varios pueblos de Catalunya, algo impensable hace años, ya
que los catalanes no tienen nada que agradecerle a Franco, la prueba es que
ningún pueblo o ciudad catalanes tiene una calle con nombre de algún personaje
franquista, al contrario que muchos pueblos españoles. Se veía a su ya ex
líder, Josep Anglada, ex militante de la Fuerza Nueva de Blas Piñar, ganándose
el voto desencantado de gente en paro o que ve con recelo a sus nuevos vecinos
inmigrantes, sobre todo si son musulmanes. Lo que pasa es que lo ha conseguido
hablando en catalán a la gente, algo que el franquismo despreciaba, y como
presunto defensor de las costumbres catalanas. O cómo montaba, imitando al
griego Amanecer Dorado, grupos de voluntarios que reparten comida a gente pobre,
pero sólo catalana. Todo un ejercicio de márketing.
Luego pasaban al
Front National francés de Marine Le Pen, aunque se centraban en su pareja, Louis
Alliot, que se presentaba como candidato a alcalde de Perpignan. Se le veía
intentando ganarse el voto de los gitanos de la ciudad, que hablan catalán, y
aprovechándose que en el barrio donde viven no se llevan bien con sus nuevos
vecinos magrebíes. Incluso iba acompañado de un ayudante que hablaba a la gente
del barrio sólo en catalán, para hacerles creer que él respetaría su lengua y
sus costumbres, que no sería uno más que viene de Paris a pedir el voto y luego
sólo existe la lengua y las costumbres francesas. Aunque en algunos momentos la
cámara conseguía mostrar la verdadera cara del personaje, cuando él creía que
no le filmaban… Típico en cualquier político, pero más en uno extremista y
demagogo, que cuida al detalle incluso los gestos más normales y cotidianos.
Estuvo a punto de
salirle bien la jugada, pues en la primera vuelta, Alliot fue el más votado,
por encima del candidato de UMP (derecha moderada), Joan Marc Pujol, mientras
que el voto de la izquierda fue escaso y muy dividido. Como suele pasar en la
Política francesa, en la segunda vuelta, el voto de izquierdas y el de la
derecha civilizada que no quiere al FN ni en pintura por allí, fue todo para el
conservador moderado y catalanista Joan Marc Pujol. Aun así, el Ayuntamiento de
la capital de la Catalunya Nord será del todo de derechas, con sólo concejales
de UMP y FN, aunque los primeros tendrán que ser más de izquierdas para
desacreditar a Alliot.
Después saltan a
Grecia, a ver las absurdas actitudes de Amanecer Dorado, partido cuya mención
del nombre ya te da dolor de estómago. Empiezan con su actitud altruista dando
comida a los pobres, pero sólo a los griegos. Luego muestran su actitud
chulesca en programas de televisión, en puestos de mercadillo contra puestos de
inmigrantes e incluso se ve a una mujer que ante las cámaras de TV3 quería
parecer civilizada, hasta parecía querer bromear con un inmigrante, pero
esperaba a que las cámaras dejaran de filmarla para mostrar su verdadera cara.
La parte final del
reportaje era la de los ultraderechistas españoles, desde España 2000, que ha
conseguido concejales en algún Ayuntamiento, hasta grupos más marginales. Todos
tenían la misma actitud y el mismo discurso demagógico, fotocopiado hasta la
saciedad. Incluyeron el tristemente famoso episodio del asalto por un grupo
fascista a la Llibreria Blanquerna de Madrid, perteneciente a la Generalitat de
Catalunya, el pasado 11 de Septiembre, la Fiesta Nacional catalana. Zarandearon
a los invitados, varios de ellos diputados catalanes en el Congreso, derribaron
y pisotearon la bandera catalana y con gritos espantosos daban a entender su
visión de lo que es Catalunya, obvia decirlo. Fueron poco después detenidos y
juzgados. Lo triste es que al ir ellos a los Juzgados de la Plaza de Castilla
en Madrid, recibieron vítores y apoyo de sus correligionarios, como si fueran
Jesucristo que cargaba con la cruz, con afirmaciones como “Son patriotas, no
terroristas”. La sentencia contra ellos fue ridícula, sólo multas a cada uno de
ellos, que la más alta llegaba a 300 euros. Ni cárcel ni nada.
Y acababa con la
presencia fascista en la Comunidad Valenciana, simbolizada en el pueblo donde
hace dos décadas un fascista asesinó al joven antifascista Guillem Agulló. Su
asesino pasó cuatro años en la cárcel, y al salir, no sólo no se arrepentía
para nada de su acto, sino que se presentó como concejal en ese pueblo. Los
correligionarios del asesino le apoyaban a muerte y en el pueblo aparecieron
pintadas groseras contra Agulló, poniéndole a él como el auténtico “malo” de la
película. El padre de Agulló ha recibido apoyos en su lucha contra los
fascistas, pero la sentencia que absuelve a toda esa gente le ha sentado
horriblemente mal, además de haber recibido una campaña de difamaciones en su
contra. En un artículo publicado en el diario digital catalán VilaWeb, dice que
“Si nos buscan, no nos encontrarán. Venimos de la cultura de la paz”,
refiriéndose a que nunca irá contra ellos como hicieron contra su hijo. Pero él
denuncia algo importante e interesante: “Los aparatos oficiales amparan a
grupos terroristas [nazis] por que les hacen el trabajo sucio. (…) Sabíamos que
este juicio sólo era para lavar la cara a la Justicia”. Esos aparatos
oficiales, según Agulló, son desde la Policía a la Guardia Civil, pasando por
la Justicia.
Como hemos dicho, a
estos nazis se les ha podido juzgar por la llamada Operación Panzer, pero la
sentencia ha sido de lo más decepcionante: la absolución. Ya nos olíamos algo
raro y extraño con la misteriosa desaparición de pruebas importantes para
inculpar a los acusados, que la misma Policía calificaba de irrelevantes.
Parecía que la Policía apoyaba a los acusados, les tenía como a unos santos.
El último acto
fascista ha ocurrido otra vez en la Llibrería Blanquerna, donde el President de
Catalunya Artur Mas acudía a dar una rueda de Prensa para hablar de su
entrevista ese mismo día con Mariano Rajoy en la Moncloa y su enésimo fracaso
de convencerle para que les deje convocar una consulta entre el pueblo catalán
para decidir lo mismo que Québec, de manera igualmente civilizada, intentó
varias veces y al menos el Canadá les dejaron consultarlo entre los Québecoises.
Pues mientras Mas hablaba, de pronto se oyeron unos gritos, y se veía que era
de alguien como los asaltantes fascistas de un año antes, de la Falange. Por
suerte, la Blanquerna, que yo conozco bien, está estos días cerrada por
vacaciones de verano durante un mes y no había gente, que si no, hubieran
linchado a quienes hubieran encontrado allí antes de intentar acercarse al
President Mas. Pero algunas fuentes decían que la Policía les había dejado
pasar. Si esto fuera cierto, es un hecho muy grave, que debería ser denunciado.
Podría haber sido un loco asesino, y ello nos recuerda a Jack Ruby, el gángster
que asesinó a sangre fría y ante las cámaras de televisión a Lee Harvey Oswald,
el presunto asesino del Presidente Kennedy. La Policía está para proteger a
personalidades importantes, aunque no sean de sus convicciones políticas o
personales.
Toda esta escalada
violenta, aunque por ahora aislada, no puede hacer que estemos sin hacer nada,
hay que tomar medidas. Pero sabemos que hay gente que apoya a esta gentuza,
entre ellas algunos medios de comunicación bien conocidos, uno de ellos con
canal de televisión propio, actualmente en quiebra y con una programación de
“Todo a 100” por su escaso presupuesto. En esa misma televisión precisamente
los asaltantes de Blanquerna, o su líder, encontraron no sólo apoyo sino
plataforma donde poder dar su versión de los hechos, en donde ellos eran los
justicieros y salvadores, y que si hubieran podido, hubieran denunciado a la
gente que estaba en Blanquerna por golpearles con la barbilla en el puño.
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