Hace meses, al día siguiente de la entrega de los Globos
de Oro 2014 ocurrió algo tremendo. La hija adoptiva de la actriz Mia Farrow,
Dylan, sacó otra vez viejas acusaciones contra la ex pareja de Farrow, el gran
cineasta Woody Allen, de haber supuestamente abusado sexualmente de ella cuando
era una niña, con toda clase de detalles y traumas que según ella le han
quedado como secuelas irreversibles desde entonces.
Ya se habló mucho del
tema, y el propio cineasta, sabiamente, no cayó en la tentación de alimentar
durante días la polémica, simplemente con un comunicado que sin miedo
contraatacaba al de la propia Dylan, que contaba con el apoyo de su madre y sus
hermanos, unidos como en una extraña hermandad o comunidad contra Allen y lo
que tenga que ver con él. Con ello, él trató de no hablar más del tema.
Todo empezó cuando a la Farrow no le gustó que en los
Globos de Oro se hiciera un homenaje a toda la carrera de Allen, y menos que
usaran escenas de sus películas como “La Rosa Púrpura de El Cairo”, que ella
protagonizó en 1983. Su hijo Ronan, hijo de ella y del cineasta, actuó de
manera grosera burlándose de la ceremonia en su Twitter escribiendo que se
había perdido la ceremonia y que si habían hablado de abusos sexuales a niñas
pequeñas cometidas por el director.
Y el comunicado de
Dylan no tenía desperdicio, hablando de traumas insuperables cada vez que veía
una foto de Allen, un anuncio o lo que fuera. Luego, suplicaba a actores que
hubieran trabajado con él si sentían pena por ella, para obligarlos a que le
dieran la espalda si eran decentes o renunciasen a premios que ganarían por
esas películas, con súplicas desesperadas.
Él contestó con que aquellas acusaciones eran asquerosas
y no quiso hablar más del asunto. Los actores antes aludidos por Dylan no contestaron a sus súplicas por que
entendían que eso eran asuntos de la familia, nada más. Cate Blanchett,
nominada al Óscar por “Blue Jasmine”, dijo que sentía lo que pasaba, pero
sabiamente no renunció a la estatuilla, que finalmente ganó.
Lo más desagradable
de todo esto es que Mia Farrow, sin proponérselo, ha tenido actuaciones a lo
largo de estos años que hace que sus acusaciones contra Allen queden en
entredicho, como si fuera ella una mentirosa, que además ha tenido la
indecencia de utilizar a sus hijos en contra de él, dirigiéndolos como si
fueran robots, y se dice que con comportamiento de madre tiránica, que
parafraseando a un personaje de una película francesa, la única opinión que les
permitía tener era la de ella. Moses, uno de los hijos, que un día se hartó de
su madre y rompió con ella, dijo algo claro: “Yo odiaba a Allen por que mi madre me lo había metido en la cabeza.
Ahora he visto que no era como ella decía, y me llevo bien con él”. Dylan,
ofendida, reaccionó de manera inesperada y cambió su máscara de traumatizada
por otra, diciendo “¡No nos harán
callar, somos valientes! ¡Mi hermano está muerto para mi!”, como si fueran
víctimas de una persecución contra ella, contra su madre (sobre todo) y contra
su familia, lamentando que su madre fuera la “mala” y no la buena, la santa y a
la que no le dan el Premio Nobel de la Paz por pura envidia. No lo dijo así,
pero si pudiera, lo diría.
Pero lo más increíble que puede dejar a Mia Farrow en el
descrédito más absoluto es que poco antes confesó que Ronan, el hijo biológico
que ella tuvo con Allen, no sería de ella sino de su ex marido Frank Sinatra. Y
ello es más grave, pues el cantante ya estaba casado con Barbara Marx, ex mujer
de Zeppo Marx, el menor de los famosos hermanos, y entonces quedaría Sinatra
como un adúltero. Y como él murió en 1998, no puede defenderse. Si viviera,
conociendo su carácter, habría dado una paliza a más de uno… o de una. Por que
no nos olvidemos que él se ofreció a ella “Para partirle las piernas a Allen” y
así vengar su honor mancillado, como harían los antepasados del cantante. Si
ahora ella dice eso, le deja mal ante su mujer, y diría, con toda la razón del
mundo, que Mia Farrow es una desagradecida.
Tanto Woody como
Barbara reaccionaron calificando aquellas afirmaciones como “Montón de basura” o “Es un artículo tan ficticio y
extremadamente aburrido que no comentaré nada”. La prueba de que lo que
dice ella es mentira es que, como reconoce ella, si Ronan fuera hijo de
Sinatra, él le habría dejado algo en el testamento. Por favor, seguro que no lo
hubiera hecho por que le dejaba mal ante su mujer. Qué derroche de cinismo
tiene la Farrow. Su ego y su envidia le impide ver la realidad: desde que rompió con Allen, su carrera ha
sido mediocre, sin películas remarcables ni tampoco nominaciones al Óscar,
Globo de Oro o los Emmy televisivos. En cambio, Allen siguió con su carrera sin
el lastre de la Farrow.
Ya empecé a sospechar algo cuando en el juicio por estas
acusaciones, hace dos décadas, ella y su familia decidieron retirar los cargos
contra Allen a cambio de una indemnización. Una acusación tan grave como la de abusos sexuales a
menores no se arregla con “ya no te acuso de nada, pero tú me pagas dinero por
los daños que me has hecho”. Tendría ella miedo a perder el juicio por que las
pruebas no eran claras.
Y si ella y sus hijos estallaron al verle a él
homenajeado en los Globos de Oro, es extraño que no dijeran nada cuando él ganó
el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, ni cuando era recibido como un
dios en Europa, ni cuando rodaba películas en este Continente generosamente
subvencionadas, ni nada.
Todos vieron que no era más que un ataque de envidia de la Farrow, deseosa de
haber sido ELLA la homenajeada en los Globos de Oro. Pues que funde ella misma
unos premios y se los da ella. O como decía un personaje de “Ciudadano Kane”: “Acabarás marchándote a una isla desierta,
a gobernar sobre los monos”.
No quiero decir con
todo esto que Allen sea un santo, que haya sido difamado por envidia. Él mismo
no ha ayudado mucho a desmentirlo todo, con su visión de la mujer cada vez más
negativa en sus películas, ejemplos tenemos en la antipática mujer de Javier
Bardem en “Vicky Cristina Barcelona”, que parecía que así justificaba que él
fuera un mujeriego, o el de las mujeres asesinadas en “Match Point” o “Delitos
y faltas”, por ser amantes y que no hablaran. Pero su discreción le ha ayudado
a salir adelante. Si hubiera sido Lars Von Trier, cineasta egocéntrico, tirano
y degenerado, éste hubiera aprovechado la situación para que se hablara de él
como sea.
Pero esto se olvidará
con el tiempo, y sólo quedará la obra de Woody Allen, genial, por cierto, que
ha influenciado a colegas de todo el mundo. Es más, hay artistas de cine mucho
peores como personas, que jamás han recibido quejas, ni se habla de boicotear
sus películas, ni nada de eso, como Alfred Hitchcock, otro maestro del cine,
que en sus películas siempre ridiculizaba a la mujer todo lo que podía,
justificaba sutilmente que fuera asesinada más de una (como la de “Psicosis”) o
acosaba sexualmente a más de una actriz que trabajó con él. Aun así, nos legó
una obra inigualable.
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